Cuando salí por primera vez a la calle fue una sensación extraña y a la vez emocionante. Ya llevaba algo más de cuarenta y cuatro días de confinamiento en casa a causa del coronavirus.
Salí con mi madre y fuimos a un bosque cerca de casa donde hay muchos árboles, flores, huertos, etc... Llevábamos ambos las mascarillas por seguridad y controlábamos las distancias de seguridad con el resto de personas que paseaban o hacían deporte.
Fue extraño porque estaba todo cerrado, no había coches ni ruidos; !eso sí! la naturaleza estaba espectacular. Hizo un día de primavera precioso.
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